(78) La verdad en las Escrituras –III. José Antonio Pagola
–Y entonces ¿qué es lo que en realidad quiso hacer Jesús en este mundo?
–Ahora se lo explico, afirmando lo contrario de lo que dice Pagola.
El proyecto de Jesús. Se acerca Pagola a los Evangelios –¿a dónde si no?– y buscando buscando qué es lo que Jesús de Nazaret intenta cuando emprende su misión pública en Israel, halla lo que sigue:
«Dios tiene un gran proyecto. Hay que ir construyendo una tierra nueva, tal como la quiere él. Se ha de orientar todo hacia una vida más humana, empezando por aquellos para los que la vida no es vida. Dios quiere que rían los que lloran y que coman los que tienen hambre: que todos puedan vivir.
«Si algo desea el ser humano es vivir, y vivir bien. Y si algo busca Dios es que ese deseo se haga realidad. Cuanto mejor vive la gente, mejor se realiza el reino de Dios […] Cualquier otra idea de un Dios interesado en recibir de los hombres honor y gloria, olvidando el bien y la dicha de sus hijos e hijas, no es de Jesús» (324).
En esa última frase tenemos un ejemplo de la dialéctica de los contrarios, muy frecuente en todo el libro de Pagola. Según ella, para mejor conocer la verdad, hay que enfrentar extremos aparentemente contrapuestos, para optar por uno, rechazando el otro. No es el et-et, sino el aut-aut. A Dios no le interesa que los hombres le glorifiquen o que los hombres se salven del pecado y vivan santamente. Lo que realmente quiere es que los hombres, fraternalmente unidos, haciéndose unos el bien a otros, vivan todos felices. Y ése es el Reino que Jesús de Nazaret pretende establecer en la humanidad.
La doxología –la glorificación de Dios– apenas es afirmada por el Jesús de Pagola. Y cuando éste lo hace de paso, como lo vimos hace un momento, es siempre en formas reticentes. Sin embargo, Jesús dice al Padre, «yo te he glorificado sobre la tierra, cumpliendo la obra que me encomendaste realizar» (Jn 17,4).
Y el Apóstol entiende que todos los males de la humanidad proceden precisamente de que los hombres «no glorificaron» a Dios, y «sirvieron a la criatura en lugar de al Creador» (Rm 1). Toda la Biblia nos asegura que el mundo fue creado primeramente para la gloria de Dios. Por eso en ella doxología y soteriología son inseparables y se potencian mutuamente. La norma es clara: «hacedlo todo para gloria de Dios» (1Cor 10,31). Sin embargo, como digo, las pocas veces que Pagola toca el tema de la glorificación de Dios es en forma diminutiva, y contraponiéndole el empeño por hacer el bien temporal a los hombres.
La soteriología –la salvación de los pecadores– tampoco es intención central de Cristo. En el extenso libro de Pagola apenas se menciona el pecado y el poder del Demonio sobre el mundo. No viene Jesús del cielo para «quitar el pecado del mundo» y para «vencer al Demonio», sino para aliviar a la humanidad de tantos sufrimientos que la oprimen. Describe Pagola detenidamente los muchos males temporales que oprimían al pueblo judío, y una y otra vez declara que «lo que le preocupa a Dios es liberar a las gentes de cuanto les deshumaniza y les hace sufrir» (96). Dice también Pagola que hay una profunda diferencia de perspectiva entre el Bautista y Cristo. El mensaje de Juan era duro, y exigía la conversión de los pecados para llegar a la reconciliación con Dios. En cambio, el Evangelio que Jesús trae al pueblo es completamente diferente: «Jesús abandona el lenguaje duro del desierto [el de Juan]. El pueblo debe escuchar ahora la Buena Noticia. Su palabra se hace poesía. Invita a la gente a mirar la vida de manera nueva. Comienza a contar parábolas que el Bautista jamás hubiera imaginado. El pueblo queda seducido» (80).
Jesús perdona a los pecadores sin condiciones. Los acoge, simplemente, en su amistad. Una y otra vez afirma Pagola que Dios perdona «sin condiciones», que «no excluye a nadie», que «acoge a todos». Como dice la Nota de la Comisión episcopal de la Fe, «Jesús habría practicado un “perdón-acogida”, pero no un “perdón-absolución” […y de este modo] hace irrelevante la respuesta libre del hombre» (n. 16).
«A estos pecadores que se sientan a su mesa, Jesús les ofrece el perdón envuelto en acogida amistosa. No hay ninguna declaración; no les absuelve de sus pecados; sencillamente los acoge como amigos» (205). «Ofrece el perdón sin exigir previamente un cambio. No pone a los pecadores ante las tablas de la ley, sino ante el amor y la ternura de Dios […] Este perdón que ofrece Jesús no tiene condiciones […] solo quedan excluidos quienes no se acogen a su misericordia» (208). «Este no es el Dios vigilante de la ley, atento a las ofensas de sus hijos, que le da a cada uno su merecido y no concede el perdón si antes no se han cumplido escrupulosamente unas condiciones. Este es el Dios del perdón y de la vida; no hemos de humillarnos o autodegradarnos en su presencia» (323).
Según esto, el arrepentimiento y la confesión de las culpas, lo mismo que el propósito de la enmienda, no solo son en el pecador actos superfluos para llegar a la amistad con Dios, sino que son auto-degradantes. Lutero ya había enseñado que al pecador le basta para la justificación poner su fe fiducial en Jesús. Sin otras condiciones. Pagola va más lejos: no solo es innecesaria la conversión para conseguir el perdón de los pecados; más aún, ni siquiera es necesaria para la salvación la fe en Cristo, ni la religión. Pagola, por ejemplo, cuando recuerda el Juicio final (Mt 25,31-46), explica que el hombre se salva haciendo obras buenas, no por gracia, no por don gratuito de Dios. Es decir, se salva él mismo. Al menos esto es lo que él descubre en su «aproximación histórica» a Jesús:
«Los que son declarados “benditos del Padre” no han actuado por motivos religiosos, sino por compasión. No es su religión ni la adhesión explícita a Jesús [por la fe] lo que los conduce al reino de Dios, sino su ayuda a los necesitados. El camino que conduce a Dios no pasa necesariamente por la religión, el culto o la confesión de fe, sino por la compasión hacia los “hermanos pequeños”» (193). Por eso Dios no excluye a nadie: «es el Padre de todos, sin discriminación ni exclusión alguna. No pertenece a un pueblo privilegiado. No es propiedad de una religión. Todos lo pueden invocar como Padre» (328).
Evidentemente, esta doctrina es puramente una «creación» ideológica de Pagola –y de tantos predecesores y compañeros suyos de camino teológico–. No sólo se opone frontalmente a la doctrina dogmática de la Iglesia, sino que carece de todo fundamento en las fuentes históricas documentales que hacen posible la aproximación histórica a Jesús.
Jesús llama a conversión y al perdón. Las fuentes históricas que tenemos sobre Jesús afirman ciertamente lo contrario. En los Evangelios y en todo el Nuevo Testamento se afirma una y otra vez que el nacido de María será llamado «Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21); se asegura que Él ha sido enviado para «llamar a conversión a los pecadores», haciendo posible esa conversión por su gracia. Y Él mismo advierte, con tanto amor como fuerza: «si no os convertís, todos moriréis igualmente» (Lc 13,3). Ya expuse anteriormente (08 y 09) cómo en los Evangelios, en las parábolas y predicaciones de Jesús hay siempre una fuerte tensión soteriológica. Urge la conversión, advirtiendo a los que siguen el camino ancho del mundo y de la carne, que llevan camino de condenación, y que están conducidos por el Padre de la mentira, el Diablo.
El hijo pródigo vuelve a su casa arrepentido: «padre, pequé contra el cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo» (Lc 15,21). Jesús manda a la pecadora: «vete y no peques más» (Jn 8,11). Y la predicación de los Apóstoles, desde el principio, continúa la de Cristo. Así San Pedro en el día de Pentecostés: «convertíos y bautizaos todos en el nombre de Jesucristo, para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el Espíritu Santo» (Hch 2,38). A San Pablo le encomienda el mismo Jesús su misión apostólica en estos términos: «Yo te envío para que les abras los ojos, se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, y reciben el perdón de los pecados y parte en la herencia de los consagrados» (Hch 26,18). Los mensajes que a fines del siglo I envía el Resucitado glorioso a las siete iglesias de Asia, por medio de su discípulo Juan (Apoc 2-3) son fortísimas llamadas a la conversión, que van siempre unidas a grandes ofrecimientos de gracia y salvación: «Considera de dónde has caído, y arrepiéntete… Yo les he dado tiempo para que se arrepintiesen, pero no quieren arrepentirse de su fornicación… Someteré a sus compañeros de adulterio a una prueba terrible, si no se arrepienten de sus obras, y a sus hijos los haré morir, y conocerán todas las iglesias que yo soy el que escudriña los corazones y que os daré a cada uno según sus obras… Estoy para vomitarte de mi boca… Mira, que estoy a la puerta y llamo. Si alguno escucha mi voz y me abre la puerta, yo entraré a él y cenaré con él y él conmigo».
La verdad histórica del Nuevo Testamento y la fe católica, en perfecta unidad, enseñan que Jesús da a los pecadores la gracia de la conversión y la gracia del perdón. Enseñan que si un pecador rechaza la gracia de la conversión, negándose al arrepentimiento y obstinándose deliberadamente en sus pecados, rechaza también la gracia del perdón gratuito de Dios. Ésta es la fe de la Iglesia católica, perfectamente fundamentada en los testimonios históricos documentales de la enseñanza de Cristo y de sus Apóstoles. Solo negando la historicidad de esos testimonios, puede Pagola atreverse a dar su doctrina sobre la relación de Cristo con los pecadores.
Los milagros. Jesús hizo durante su ministerio público formidables milagros para suscitar la fe en Él y por compasión a los hombres (Mc 6,556; Mt 14,35-36). Él mismo dice en varias ocasiones a los judíos que, viendo las obras que el Padre le da hacer, deben creer en Él (Jn 5,36). Y los Apóstoles predican a Jesús alegando sus milagros: «Jesús de Nazaret, varón acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por él en medio de vosotros, como vosotros mismos sabéis» (Hc 2,22; cf. 10,37-39). En realidad, los Evangelios se componen de palabras y de milagros de Cristo, que muchas veces, sobre todo en San Juan, se explican y autorizan mutuamente. Sin embargo, Pagola ignora prácticamente esos milagros que son centrales en la revelación del Enviado de Dios.
–Los grandes milagros obrados por Jesús sobre la naturaleza, multiplicar los panes, calmar la tempestad, resucitar muertos, dar la vista a un ciego de nacimiento, etc., son prácticamente ignorados por Pagola. No se molesta en referirlos, quizá pensando que ya el propio lector, habiendo asimilado su «aproximación histórica» a Jesús, se dará perfecta cuenta de que se trata de ficciones literarias postpascuales, que expresan una teología primitiva.
–Los milagros de Cristo fueron innumerables. Sus mismos enemigos lo reconocen: «¿qué hacemos con este hombre, que hace muchos milagros?» (Jn 11,47). Realizó, por supuesto, muchos más milagros que los referidos en los Evangelios (Jn 20,30). En el Evangelio de San Marcos, de 666 versículos, 209 (un 31 %) se refieren a milagros; y esta proporción aumenta (47%) si miramos solo sus diez primeros capítulos, antes de llegar al ciclo de la pasión. Sin embargo, cuando Pagola se aproxima históricamente a Jesús, elude todo lo que puede los milagros de Cristo. Descubre, por ejemplo, que «Jesús solo realizó un puñado de curaciones y exorcismos» (175), en los cuales, por cierto, él al parecer no cree, ya que
–los exorcismos de Cristo no expulsaban demonios de los hombres:
«…practicó exorcismos liberando de su mal a personas consideradas en aquella cultura como poseídas por espíritus malignos» (474). «En general, los exegetas tienden a ver en la “posesión diabólica” una enfermedad» (169), aunque los campesinos de Galilea no lo entendían así. «Probablemente es más acertado ver en el fenómeno de la posesión una compleja estrategia utilizada de manera enfermiza por personas oprimidas para defenderse de una situación insoportable» (170). Hay que entender los exorcismos, por lo que se ve, en el marco de la teología de la liberación. Por otra parte, Pagola no puede creer realmente en los exorcismos, pues para él Satán es sólamente «el símbolo del mal»… «la personificación de ese mundo hostil que trabaja contra Dios y contra el ser humano» (98).
–La sanación de los enfermos tampoco es descrita propiamente por Pagola como un «milagro»:
«Lo decisivo es el encuentro con el curador. La terapia que Jesús pone en marcha es su propia persona: su amor apasionado a la vida, su acogida entrañable a cada enfermo o enferma, su fuerza para regenerar a la persona desde sus raíces, su capacidad para contagiar su fe en la bondad de Dios. Su poder para despertar energías desconocidas en el ser humano creaba las condiciones que hacían posible la recuperación de la salud» (165).
Ya me dirán ustedes cómo esa terapia del Jesús de Pagola puede dar la vista a un ciego de nacimiento, cómo es capaz de sanar a distancia a un moribundo, o de resucitar a Lázaro, un muerto de cuatro días, que ya olía mal. Hay que reconocer que, si se cree, aunque sólo se un poquito, en la historicidad de los Evangelios, no hay modo de eliminar la diferencia absoluta que en ellos se manifiesta entre sanaciones de enfermedades y exorcismos de posesos: son acciones de Jesús patentamente diversas. Y de hecho Él, durante su ministerio público, envía a los apóstoles a predicar la conversión, a sanar enfermos y a expulsar demonios (Mc 6,12-13; Mt 10,1). Pero todas estas dificultades, obviamente, se superan sin problema alguno negando la historicidad de los textos evangélicos aludidos.
José María Iraburu, sacerdote
Índice de Reforma o apostasía
41 comentarios
La pregunta es : Esa dialéctica de los contrarios, ¿tiene algo que ver con el recurso que emplea el análisis marxista de la realidad, la tan famosa "tesis, antísesis y síntesis"?
Porque a mí me lo parece.
Discúlpeme si esto no es pertinente al post, Ud. sabrá si publicarlo o no. Gracias desde ya.
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JMI.- Algo tiene que ver con la estructura mental marxista, y también con Hegel: tesis, antítesis, síntesis. Pero no creo que vaya por ahí la cosa.
"El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido
para que dé la buena noticia a los pobres.
Me ha enviado para anunciar la libertad a los cautivos
y la vista a los ciegos,
para poner en libertad a los oprimidos,
para proclamar el año de gracia del Señor" (Lc 4, 18-19).
Cuando los emisarios de Juan le preguntan ¿eres tú el que tenía que venir? Jesús no realiza ninguna definición teológica de su persona, no acuña un frase para ser repetida y aprendida teóricamente, simplemente dice:
"Id a contarle a Juan lo que habéis visto y oído:
Los ciegos ven, los cojos andan,
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen,
los muertos resucitan,
a los pobres se les anuncia la buena noticia" (Lc 7, 22).
¡Qué bueno sería que todos nos dedicaramos a imitar a Cristo, no sólo al cumplir el contenido de su mensaje sino también al darle prioridad a aquello que Él le daba prioridad y al comunicar y hablar de la forma en que Él comunicaba y hablaba!
Dios mío ten compasión de tu Iglesia ¡Maranatha!
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JMI.- Lo que dice es muy fuerte, pero más todavía era lo que he "censurado".
Lo que me sorprende es como alguien religioso ha podido recomendar este libro, no me lo explico.
Y como alguien ha podido DEFENDERLO.
El Evangelio da su más dura enseñanza en el personaje de Judas, ávido de liberaciones humanas e incapaz de aceptar el mensaje de pecado personal y drama humano ante la salvación o condenación que es de lo que más habla el Señor. Para colmo manosea a los pobres para su beneficio.
Podemos definir con justicia a Judas como el primer cristiano progre de la historia, y la enseñanza evangélica es clara: quien así empieza, acaba como traidor llevado por sus pasiones, aunque luego se arrepienta, ya sólo vive la angustia de su error.
Como vemos, tras de Judas siguen legiones de cristianos con la misma visión del propio Judas. Tambien vemos, en grandes números, como la traición acaba siendo el fruto de sus apegos pasionales.
Esto tambien nos debe hacer meditar a todos los que soñamos con la "liberación" de nuestra patria de los que la tienen oprimida, para que nunca nos ocurra que pongamos por encima la liberación terrenal de la liberación personal del pecado.
Si el Sagrado Corazón de Jesús reina en la mayoría de nuestros corazones, ya estará reinando en España.
Muchos se preguntan por qué vemos a las izquierdas apoyando tanto, o al menos dando calor, al islamismo.
Si la masonería y los satélites de alrededor necesitan quitar la fe de las personas, necesitan una nueva religión, que sea un magma sincrético de todo, controlada por ellos.
La dialéctica tesis-antitesis, violencia y síntesis es siempre una alternativa preferida para ellos.
Buscan el enfrentamiento radical entre cristianismo-islamismo al mismo tiempo que apoyan la baja natalidad cristiana para impulsar el crecimiento del islam en europa. Cuando el conflicto estalle entre la Tesis (cristianismo) la antitesis (islam), podrán venir ellos y decir: "la única solución para evitar la guerra y preservar la "paz" es la síntesis: una religión mundial de consenso impuesta a todos (la antitesis)", que es el objetivo que ya tienen en la agenda.
Sí, en ese mundo lo del trazar líneas divisorias y enfrentarlas para beneficio propio está siempre presente. La intrahistoria de grandes acontecimientos está llena de aparentes contradcciones en los apoyos que los grupos del NWO prestan a los bandos.
Perdón por el offtopic.
Pues bien, a pesa de ello se han vendido 72.000 ejemplares del libro. Y son cientos o miles los que, tras leerlo, creen sinceramente que Pagola les ha ayudado en su fe.
El problema es la fe de la que hablan y dicen profesar, no es la fe católica. De hecho, dudo mucho que un protestante evangélico conservador, y mucho menos un ortodoxo, pueda decir que el Jesús de Pagola es Aquél en quien creen. Bueno, no lo dudo. Estoy seguro de que no dirían algo así.
Quien, siendo católico, lee el Jesús de Pagola y no es consciente de que le están dando gato por liebre -por mucho que el gato sea de Angora-, tiene un serio problema. Ni conoce a Cristo, ni profesa la fe de la Iglesia. Y es precisamente a la Iglesia a quien corresponde solucionar el problema que ha creado este teólogo. Un obispo ha puesto el sello de su autoridad apostólica para aprobar una revisión de ese libro que difícilmente puede haber corregido la mayor parte de los errores teológicos que está apuntando el padre Iraburu.
Es necesaria una palabra magisterial superior que oriente a los fieles. Dejarlos en el error es infinitamente más escandaloso que cualquier escándalo que se monte por una posible condena de Roma. Lo que está en juego no es la credibilidad de un teólogo -que por otra parte está pasando un momento personal muy complicado-, sino la fe de de la Iglesia, la fe de los fieles. Y con eso no se juega. No caben tibiezas. Cabe hacer caso al Espíritu Santo que nos dice que debemos "combatir por la fe que ha sido transmitida a los santos de una vez para siempre" (Judas 3).
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JMI.- Vea, por favor, (76) donde doy enlace a la NOTA de la Comisión Doctrinal de la Fe de la Conferencia Episcopal Española. Viene a decir lo mismo que yo, a nivel mucho más modesto, digo.
¿Tanto cuesta entender a los que van de teólogos que la teología se hace partiendo de la Revelación Divina con la ayuda de la razón purificada por la gracia y que por mucho que uno se empeñe sus propias excogitaciones no son un lugar teológico? (Sayés en "petit comité" explicaría esto último con más gracia dando a entender que excogitar en este caso es sacarse una idea que no está en la Escritura, la Tradición y el Magisterio de ciertas partes pudendas y me niego a pensar que esas partes son lugar teológico).
Discúlpeme, si aún sigo siendo demasiado fuerte, pero esto , no es que sea sólo verdad, sino que hechos, pues tengo el programa de dicha conferencia delante de mí.
Igualmente acepto de buena gana, su censura a mi exceso y le doy las gracias por tanta luz que nos brinda a través de esta serie de artículos.
Un asiduo lector de sus artículos y libros de Gratis Date
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JMI.- Al final del artículo (57) hago referencia a esa Aula santanderina de Teología, patrocinada por la Universidad de Cantabria, el Obispado de Santander y Santander 2016.
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JMI.- La Comisión episcopal de la Fe, autorizada en su NOTA por la Comisión Permanente de la CEE, es apostólica "autoridad competente". Pero si se refiere a la máxima autoridad, la de Roma, de acuerdo: espere un poco más.
Esa labor de poda, de decoración y de arreglo floral hacen de su libro una obra al servicio de una ideología socio-religiosa, muy alejada de lo que ha enseñado la Iglesia desde las primeras comunidades hasta la actualidad.
A esa ideología se le podría llamar "jesusismo", pues despoja de toda su naturaleza mesiánica a Jesús de Nazaret, naturaleza que permite adorarle como Redentor y Salvador del mundo (como bien dice el P.Iraburu, según Pagola, todos nos "auto-salvamos", Jesús sólo vino a dejarnos el manual de instrucciones, y luego desapareció, y no le necesitamos más, por tanto no es necesario que haya resucitado). En mi opinión este tipo de teologías preparan el terreno a una futura religión sincrética mundial, donde Jesús sólo será un profeta más, a nivel de Buda, Mahoma, o Gandhi. Esa pseudo-religión estará al servicio del hombre poderoso, no de Dios. No olvidemos que conspicuos filosofos ateos, como Rousseau o Voltaire, consideraban que el papel de la religión y la espiritualidad era muy importante para obtener una paz social que garantizara el orden en los estados, sobre todo de cara a los más ignorantes de la sociedad. Despojando al cristianismo de Cristo, se puede usar en el futuro como germen, junto al budismo y otras sectas, de una teosofía mundialista que calme el anhelo espiritual del ser humano, apartándolo de la búsqueda de su Creador.
No se entiende como una obra al servicio de una teo-ideología tal ha podido recibir el nihil obstat de un obispo. Y dice mucho del nivel de algunos obispos (no hablemos de algunos sacerdotes)
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JMI.- Los artículos que dediqué a Teilhard de Chardin (27) y a Anthony De Mello (47) señalan también lo que dices.
"No pone a los pecadores ante las tablas de la ley, sino ante el amor y la ternura de Dios"
Sinceramente preferiría que Cristo me dijera: "Mira el mandamiento que has quebrantado", a que me dijera: "Mírame, mira mi Corazón que te ama hasta el extremo, que arde por testimoniar mi amor hacia ti, y así me lo pagas, con ingratitud, menosprecio, sacrilegio, irreverencia y frialdad". Pero es justamente lo segundo lo que nos dice cada vez que pecamos; el pecado no es simplemente un saltarse una norma y ahí quedo eso, sino algo infinitamente peor, una ofensa hecha contra Dios, Quien nos lo da todo por amor.
Seguramente me esté equivocando con el sentido de la frase, pero es más terrible poner al pecador frente al Amor despreciado y herido de Dios; y, al vez, es más consolador y santificador hacer ver al pecador que el Amor sigue ardiendo por él, esperando su conversión para que pueda amar a Dios como Él quiere ser amado.
(Siento si ha salido empalagoso esto)
He vivido 20 ó 25 años fuera de la Iglesia, digamos que siguiendo una típica "religión a la carta" fruto de una doble soberbia: soberbia intelectual ("Yo, con mi razón, puedo conocer qué está bien y qué está mal mejor de lo que pudieran conocerlo pobres gentes primitivas, hace mil, dos mil o tres mil años") y soberbia espiritual ("Al fin y al cabo, yo soy bueno")
Por circunstancias que no vienen al caso, Dios me ha dado la gracia de regresar a la Fe. ¿Me hubiera condenado si hace dos años hubiera tenido un accidente mortal de coche? ¿Me condenaría hoy que aún tengo cuentas pendientes con mi pasado?
Esta angustia la siento por mí y por los míos: parientes, amigos, compañeros de trabajo, mi gente. El que no está divorciado usa sistemáticamente anticonceptivos; el que no tiene relaciones prematrimoniales o sin ninguna intención de matrimonio defiende sin escrúpulos el aborto... en mi condición de homosexual (ahora vivo en castidad y he descubierto que no es tan difícil) me encuentro con que algunos de mis mejores amigos son homosexuales, viven en pareja, se divorcian como mis amigos heterosexuales, etc.
Y son mi gente, mis parientes, mis amigos. Me agarro a algunas frases de Jesús como aquella que dice que "para el hombre es imposible, pero para Dios todo es posible", pronunciada después de la de "es más difícil que un rico entre en el Reino de los Cielos..."; me aferro a frases como "Todos los pecados serán perdonados, excepto la blasfemia contra el Espíritu Santo", y no sé si mis amigos blasfeman contra el Espíritu Santo o si, por el contrario, Jesús le pedirá al Padre por ellos repitiendo otra vez aquellas palabras: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen"
¿Saben lo que hacen? Viviendo en una sociedad en que las ideas dominantes no son las cristianas, ¿saben lo que hacen? ¿Y yo? ¿sabía lo que hacía? De hecho, al tener pendiente pasar por el confesionario, al tener siempre alguna excusa para no afrontar la revisión de mis últimos 20 ó 25 años, ¿sé lo que hago?; cuando en determinados círculos declararme católico me cuesta tanto o más de lo que me costaba hace años declararme homosexual, ¿sé lo que hago o recibiré el perdón de Jesús?
Pagola ofrece una vía muy fácil: Ya tengo el cielo y mis amigos, hermanos, primos, tíos y demás familia también. ¡Qué tranquilidad!. El problema es que Jesús no dice exactamente eso. Los artículos del padre Iraburu son irrefutables.
De alguna forma, después de tantísimos años lejos de la Fe, tengo que aprender a relacionarme con Dios. No con "mi" Dios hecho a mi medida, sino con el que es. No sé si soy un inconsciente por no sentir aún más angustia o si, por el contrario, Dios sonríe benévolamente al ver estas preocupaciones.
Muchas gracias por toda esta serie de artículos (gracias a los cuáles he descubierto, por cierto, que antes de leerlos era pelagiano o cuando menos semipelagiano sin saber que había existido ese tal Pelagio...)
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JMI.- Ponga siempre por delante la oración de súplica: ella es la proa del barco de nuestra vida espiritual. Esté seguro en la esperanza: "pedid y se os dará". Y siga bien aferrado a la verdad de la fe, como se ve que lo procura, sin hacer trampas: "si me amáis, guardaréis mis mandamientos". Y cuando caiga en algo, pida a Cristo su perdón, bien arrepentido asistido por Su gracia. Y sepa que el Sacramento del Perdón de Cristo no sólo nos reconcilia con Dios, sino que es medicina eficacísima para ir sanando nuestras enfermedades espirituales.
Doy gracias a Dios por su testimonio. Sus palabras confirman la verdad que Jesús nos dijo “mi carga es ligera y mi yugo llevadero”. Ciertamente no es que la cruz no sea pesada, sino que Él mismo, además de llevar la Cruz sobre su espalda, se convierte en aquel cireneo y nos ayuda a llevar la nuestra y así lo que resulta imposible por nuestra propia fuerza: la castidad, se torna de poco peso ¡Qué importante para el mundo y para todos es su testimonio de castidad imitando a Cristo ¡
No he comprendido en su escrito si ha recibido el perdón sacramental. Si no lo ha hecho siga pidiendo a Cristo estar cada día más unido a Él y de pronto se encontrará que un día sus pasos se dirigirán ante un confesor y cuando reciba la absolución, sentirá una dicha tal, que no podrá describir y sólo será superable por el gozo interno que sentirá cuando reciba de nuevo el Cuerpo del Señor. Ese día sentirá mucho más júbilo que aquel día lejano de su primera comunión ¡Grandiosos sacramentos! Luego el señor le seguirá inundando con sus infinitas gracias para que pueda crecer en santidad.
Esta es mi experiencia, tras un agnosticismo de 17 años, durante los que me divorcié y fui adúltero público. Pero Cristo no sufrió en vano, pues lo hizo por usted, por mí, por todos los que quisieran aceptar su regalo de transformar nuestro corazón de piedra en un corazón de carne, donde Él pueda habitar. Tras casi dos años de mi conversión, puedo decir que la castidad, virtud sobrenatural, es posible, fácil y hasta los pensamientos puros son fáciles ayudados de su gracia. Usted, si persiste podrá decir lo mismo y luego, jamás deseará tener un pensamiento impuro que ofenda el inmaculado corazón de Cristo. Que Dios le bendiga y alabado sea el corazón de Jesús: No soy profeta, pero su conversión me parece que hará un bien muy grande y que Dios querrá servirse de su fidelidad para salvar a muchos. Gracias a usted por su Sí a Dios
Sin palabras, ¿para qué mas?.
Alabado sea Jesucristo.
Pienso que Jesús en las bienaventuranzas busca una vida nueva, si aceptan y creen en el Plan del Padre en el Hijo y el Espíritu Santo, porque es una fuerza Sobrenatural la que convertirá los sentimientos, por eso la manifestación del Señor siempre estará por encima de nuestra acción, para que se haga realidad el deseo de vivir bien y glorificarlo.
Nos predico que es necesaria la Gracia de la absolución del pecado a través de un sacerdote para reconciliarnos con la Santísima Trinidad y obtener la fuerza para perdonar a los hermanos, y así liberarnos de la venganza.
Sobre la compasión entiendo que tiene dos vertientes, una es la fe y la otra la caridad.
Los primeros son los que creen y confían en Dios, los llama pequeños.
Los segundos son los que sin creer, sirven a los pequeños, sin darse cuenta, que es obra del Espíritu Creador.
El plan distributivo de las riquezas esta depositada en Dios, no tengamos miedo a despertar en la fe, la Buena Noticia de Jesucristo es para los pobres.
Obedezcamos a Dios antes que a los hombres.
Corríjame Padre, si algo no es coherente, para pedir perdón. Gracias por iluminar lo que esta escondido. Un abrazo.
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"Pero no basta escuchar su voz. Es necesario seguir a Jesús. Ha llegado el momento de decidirnos entre contentarnos con una "religión burguesa" que tranquiliza las conciencias pero ahoga nuestra alegría, o aprender a vivir la fe cristiana como una aventura apasionante de seguir a Jesús."
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"religión burguesa", ¡vaya! , esto tiene un cierto tufillo marxista, me parece. Amén de caer en el despropósito de introducir en el análisis religioso categorías claramente políticas.
Se nota, como Ud. ya lo ha señalado en el presente post respecto a los exorcismos, que Pagola adscribe a la teología de la liberación.
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Permíteme la broma: Añade a tu pecado otro más contra el Espíritu Santo: desconfiar de la Miseridordia de Dios. Sí, créetelo, es pecado dudar si quiera de su infinita misericordia.
Mientras más grandes y numerosos son los pecados de un hombre arrepentido, más goza de alegría el Señor al poder lavarlos.
De pecadillos de viejas como se dice, está cansado.
“Hija mía, no dejes de proclamar Mi Misericordia para aliviar Mi Corazón, que arde del fuego de Compasión por los pecadores. Diles a Mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi Misericordia insondable, de la Compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi Misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen.” (Diario, 1521)
Divina Misericordia
Ahora estoy leyendo sus comentarios al libro de Pagola, leí el libro y sé que es muy controvertido, pienso que hay muchas razones para que lo sea y me ha ayudado mucho a comprender cómo lo ha expuesto usted, porque hasta ahora sólo había leído desprecio sin razones. Me hace daño el desprecio entre hermanos de la Iglesia.
Sin embargo, este último artículo suyo me plantea alguna duda. No entiendo su planteamiento del perdón de Dios. Cuando digo que no lo entiendo, lo digo desde mi experiencia de madre. Yo no necesito que mis hijos me pidan perdón, ni que modifiquen su conducta, ni siquiera que se lo propongan, para perdonarles. Yo les he perdonado antes incluso de que hallan hecho mal. Mis hijos no pueden ofenderme nunca. Hay un dicho que dice: “no ofende quien quiere sino quien puede” y el amor de una madre no se puede ofender, puede dolerse, puede sufrir, y mucho, pero no por ella, sino por ver el daño que el mal causa en el hijo. Yo creo que la misericordia de Dios tiene entrañas de madre. Es cierto que yo les invito a mis hijos a pedir perdón, pero no para que yo pueda perdonarles, sino para que aprendan a ser humildes porque sólo desde ahí se puede acoger el perdón. Sé por propio experiencia el daño que nos hace el orgullo y la soberbia.
Jesús manda a la pecadora: «vete y no peques más», pero antes le dice gratis: “yo tampoco te condeno”
Muchas gracias por todo lo que escribe.
Nieves Laporta
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JMI.- Quizá a Nieves y a Ud. les resulte interesante leer mi artículo (25) sobre el lenguaje claro y fuerte de Cristo.
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JMI.- Efectivamente, volvemos a lo mismo. No salen de su error.
Si escribo una aproximación histórica sobre la figura de Cristo y llego a una conclusión diferente a la que la Escritura y la Iglesia presentan, lo que sufre es mi fe y la de aquellos que, al leerme, compran la mercancía espiritual averiada que les vendo.
Los errores doctrinales y las herejías no dejan de ser errores y herejías porque vayan bajo la capa de aproximaciones históricas.
Y además, cualquiera que haya leído el libro se da cuenta que Pagola lo ha escrito para presentarnos su visión sobre Jesucristo. Tiene un serio problema: no es el verdadero Cristo.
Ya está bien de frases hechas, que ni siquiera son coherentes con lo que expresan. Desde cuándo una especulación histórica es manual de doctrina católica?
El siguiente grito de guerra, o frase hecha, de personas como Vicente, es decir a los catequistas que quienes denuncian los errores del libro son docetistas. Y luego los catequistas se lo sueltan a los padres que insisten en que Jesús es Dios u osan decir q los milagros son históricos o que se extrañan de que no hablen a los niños del pecado si hay que prepararlos para su primera confesión...
Paciencia, sí, pero a veces uno llega a su parroquia y se siente un okupa doctrinal Tiene mandrángulas la cosa.
Un modelo de humildad es el Santo Cura de Ars. En su vida vemos concretado como muchas de estas opciones excluyentes, no son tales; precisamente unas son consecuencia de las otras.
Este sacerdote, como otros santos, hace obras e iniciativas caritativas y tambien se dedica al culto a Dios en la Santa Misa, en la adoración ante el Santisimo.
Es fiel al Magisterio de la Iglesia y es creativo en la forma de explicarlo a su fieles.
Se dedica a mejorarar y a satisfacer las necesidades materiales ( alimentacion, higiene y salud ) de niños y pobres y tambien a instruirles en la fe con la catequesis, asi como a limpiar los pecados a traves de la Confesión, a la que se dedicaba muchas horas.
Vemos en su biografia com el Amor misericodioso de Dios no se opone a que el hombre para ser perdonado tenga que ejercitar su libertad, pues tambien antes, en ejercicio de su libertad, peco.
Tambien vemos como -sin perjuicio de las formas excepcionales,- ordinariamente el perdon de los pecados mortales es por la confesion, ( con dolor de los pecados, proposito de enmienda, diciendo los pecados al confesor y cumpliendo la penitencia).
Y respecto a los milagros "que realizo" este Santo, se ve en ellos como Dios es todopoderoso y puede alterar en ocasiones el curso de las reglas de la naturaleza, para ayudar a nuestra fe y para nuestra salvación.
Hay un milagro en vida del Cura de Ars, que me gusta mucho, lo contaron algunas de las inumerables personas que se acercaban de toda Francia a confesarse con él. Consiste en que al no recordar exactamente el penitente el tiempo de su ultima confesión o cuestiones sobre los pecados de los que se confesaba, el Santo Cura se los "recordaba " con exactitud.
Padre, no dude en quitar de este comentario lo que no este bien o no sea de utilidad. Gracias.
Lo que NO PUEDO ENTENDER es como la Comisión para la Doctrina de la FE española, no ha mandado el mencionado y perverso libro a la papelera, con mandato claro y rotundo de prohibición.
La santa Iglesia es demasiado paciente y tolerante.
No se puede permitir hacer daño a las almas y que tantos cristianos duden de la historicidad de las escrituras y de la santa doctrina de la Iglesia.
Tolerancia cero ( 0 ) con la criminal pederastia y tolerancia ( 0 ) con la herejia, desobediencia, falta de respeto y el claro engaño, error y abuso doctrinal.
Si la Iglesia, no coge las riendas y se pone firme, ante estas perversas situaciones, los cristianos y la Iglesia estamos perdidos; y la mentira y las tinieblas triunfarán.
Yo mismo llevo meses protestando a la CEE, sobre este libro en diversas cartas y correos, Y NO HE MERECIDO CONTESTACIÓN ALGUNA. Lo cual no me parece NADA SERIO NI CORRECTO.
¡¡¡ Felicidades P. Iraburu por su magnífica y para mi INSUPERABLE EXPOSICIÓN teológica y doctrinal del día de hoy ¡¡¡.
Espero que la CEE, lea lo que escribe y tome las necesarias y oportunas medidas. Lo que está ocurriendo con tanto hereje suelto, resulta ya francamente intolerable.
Beso respetuosamente su mano.
JMI.- Esa frase la he oído yo en alguna parte: es historia, no cristología.
http://www.elizagipuzkoa.org/home/dokumentuak/fedeBilaketan/Dios%20no%20esta%20en%20crisis.pdf
Sobrán los comentarios!
Y ya que los defensores del libro así lo han pedido rásgándose las vestiduras como fariseos, espero que Roma diga algo. Mientras tanto, muchos hemos optado por el homeschooling catequético de nuestros hijos, que ya es el colmo tener que renunciar a la parroquia porque uno no se fía de sus enseñanzas a los niños.
Por lo demás, encomiendo a Pagola al Corazón de Jesús, que sabemos está sufriendo. Que una cosa son las ideas y otra las personas.
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+Nota de Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, aprobada previamente por la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (junio 2008): "Si el 'Jesús histórico' que muestra el Autor es incompatible con el Jesús de la Iglesia, no es porque ésta haya inventado [, con el pasar del tiempo, a un Jesús diferente del que aconteció,] SINO PORQUE LA 'HISTORIA' QUE SE PROPONE ES UNA HISTORIA FALSEADA..."
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Saludos.
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JMI.- Completo [...] lo que faltaba en mi cita de la frase.
basura.
Mientras tanto el libro se vende y sigue confundiendo, engañando creyentes, haciendo perder la fe amuchas gentes y produciendo naturalmente mucho daño.
Creo que con la herejía debe haber NECESARIAMENTE, rápida y eficaz tolerancia cero ( 0 ). Igual que con la pederastia y los abusos litúrgicos, ofensas al Papa o de desobediencias de todo tipo.
Es fundamental, actuar YA¡¡¡¡.
¡ Viva la Iglesia con honra ¡.
IV NORMAS COMPLEMENTARIAS SOBRE LAS CONFERENCIAS
DE LOS OBISPOS
Art. 1. – Para que las declaraciones doctrinales de la Conferencia de los Obispos a las que se refiere el n. 22 de la presente Carta constituyan un magisterio auténtico y puedan ser publicadas en nombre de la Conferencia misma, es necesario que sean aprobadas por la unanimidad de los miembros Obispos o que, aprobadas en la reunión plenaria al menos por dos tercios de los Prelados que pertenecen a la Conferencia con voto deliberativo, obtenga la revisión (recognitio) de la Sede Apostólica.
O más ampliamente:
III.- Las Conferencias Epíscopales:
22. Al afrontar nuevas cuestiones y al hacer que el mensaje de Cristo ilumine y guíe la conciencia de los hombres para resolver los nuevos problemas que aparecen con los cambios sociales, los Obispos reunidos en la Conferencia Episcopal ejercen juntos su labor doctrinal bien conscientes de los límites de sus pronunciamientos, que no tienen las características de un magisterio universal, aun siendo oficial y auténtico y estando en comunión con la Sede Apostólica. Por tanto, eviten con cuidado dificultar la labor doctrinal de los Obispos de otros territorios, siendo conscientes de la resonancia que los medios de comunicación social dan a los acontecimientos de una determinada región en áreas más extensas e incluso en todo el mundo.
Dando por supuesto que el magisterio auténtico de los Obispos, es decir, aquel que realizan revestidos de la autoridad de Cristo, debe estar siempre en comunión con la Cabeza del Colegio y con sus miembros,(83) si las declaraciones doctrinales de las Conferencias Episcopales son aprobadas por unanimidad, pueden sin duda ser publicadas en nombre de la Conferencia misma, y los fieles deben adherirse con religioso asentimiento del ánimo a este magisterio auténtico de sus propios Obispos. Sin embargo, si falta dicha unanimidad, la sola mayoría de los Obispos de una Conferencia Episcopal no puede publicar una eventual declaración como magisterio auténtico de la misma al que se deben adherir todos los fieles del territorio, salvo que obtenga la revisión (recognitio) de la Sede Apostólica, que no la dará si la mayoría no es cualificada. La intervención de la Sede Apostólica es análoga a la exigida por el derecho para que la Conferencia Episcopal pueda emanar decretos generales.(84) La revisión (recognitio) de la Santa Sede sirve además para garantizar que, al afrontar las nuevas cuestiones planteadas por los rápidos cambios sociales y culturales característicos del tiempo presente, la respuesta doctrinal favorezca la comunión y no prejuzgue, sino que prepare, posibles intervenciones del magisterio universal.
Yo,no puedo suscribir las opiniones y adjetivos con que se califica en este blog y sus comentaristas al sacerdote J.A. Pagola.
Es mi opinión, es mi conciencia y la Iglesia, madre tan mía como suya me respeta.
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JMI.- Paula, le recomiendo leer dos documentos de los que doy enlace en (76), y de los que reproduzco ahora algunas frases fuertes, que van todas ellas argumentadas convenientemente por quienes las dicen:
+Mons. Demetrio Fernández, entonces Obispo de Tarazona (Navidad 2007): "El 'Jesús' de Pagola no es el Jesús de la fe de la Iglesia... Es un libro que presenta a un Jesús vaciado y rellenado, según la técnica de la desmitologización promovida por Bultmann", etc.
+Nota de Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, aprobada previamente por la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (junio 2008): "Si el 'Jesús histórico' que muestra el Autor es incompatible con el Jesús de la Iglesia, no es porque ésta haya inventado... sino porque la 'historia' que se propone es una historia falseada"...
+José María Iraburu... emplea (76,77,78) expresiones igualmente reprobatorias. E igualmente argumentadas y documentadas.
Podrá Ud. estar o no de acuerdo con esas afirmaciones. Pero no podrá negar a Mons. Fernández, ni a la Comisión Episcopal de la Fe ni al pobre autor que soy yo, el derecho, e incluso el deber en conciencia, de manifestar públicamente nuestra reprobación de un libro públicamente difundido con gran amplitud. En cada uno de los tres casos que acabo de citar, evidentemente, el grado de "autoridad" apostólica es diferente. Pero no puede Ud. decir que es nulo o que es ilícita o inconveniente su pública difusión.
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Más aún, Paula. Aparte de lo que le digo de la autoridad del que habla, están los argumentos y enseñanzas de la Iglesia que son aducidos. Si un pastor de cabras analfabeto, a un catedrático de teología, que explica la presencia eucarística de mala manera (puede Ud. ver (53), como ej., al profesor doctor Borobio), le dice: "mire ustez, reverencia, dirá ustez lo que quiera, pero la fe católica nos dice que ahí no hay pan, que hay solo el Cuerpo de Cristo, que está presente y de verdaz mu presente", etc. ¿qué le dice Ud.? ¿Le citará Ud. el motu proprio de Juan Pablo II?
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AVISO A PAULA. Mire, por favor, el reloj-fecha de su PC. Su comentario se queda siempre el último, aunque entren nuevos.
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JMI.- Si quiere entrar en el Reino, hágase como niña, y déjese enseñar por la Iglesia, Mater et Magistra. Verá qué bien le va en esta vida y en la otra.
Unicamente recopila lo comprobable por las ciencias historicas (prescindiendo de la Revelacion)para concluir:La verificacion de la bondad infinita de Jesus comprueba todos los relatos de los 4 Evangelios y todas las verdades de Fe Cristo, sotero y Maria-logicas.
Tal como lo definio el Vaticano I en Pastor Aeternus y refrendo la Dei Verbum y sellaron las condenas del Fideismo. Que lastima que aportrando Irribaru y Pagola la Luz del Evangelio como idoneos sacerdotes esten en conflicto fraseologico y en el fondo coinciden
Quisiera sintetizara para todos la utilidad de la historia para demostrar y defender la Fe
Nuestro teologo apologista se centra en los datos biblicos que Pagola no niega.
Lo teologico de Pagola es INFERIR de los datos historicos extra-Biblicos,con ayuda de los auxilios espirituales lo que ese ilustre apologeta, Pagola , yo y todo verdadero catolico profesa, gracias a Dios
Disculpe si mi comentario no fuera exacto o apropiado. Le agradezco enormemente su labor que claramente viene del Cielo. Es usted un faro de Dios. No es por halagar. Como usted dice, todo lo bueno viene de Él.
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